¿Tablet sí o tablet no?
A la hora de elegir dispositivos informáticos que nos van a costar un buen dinero debemos ser muy cuidadosos y no dejarnos guiar por el capricho. En mi caso, he obtenido el cacharro gracias a una oferta de fidelización, así que no me ha costado mucho, pero la pregunta que origina esta página sigue vigente: ¿Tablet sí o tablet no?
Estamos hablando de un dispositivo que puede costar desde trescientos hasta… vaya, la imaginación es el límite; que tiene pinta de frágil, pero frágil de mírame y no me toques; que viene sin algunos accesorios que luego van a suponer incluso un gasto mayor, como el lápiz táctil, la funda (con o sin teclado), a lo mejor un cristal templado para la pantalla… Aquí también son muy imaginativos en cuanto a precio y calidades.
Y por todo lo anterior opino que el usuario debe estar convencido de que lo que compra es lo más adecuado a sus necesidades, si le va a dar un uso “racional” o el aparato va a terminar en un cajón, si se lo va a dejar al niño o la niña que se lo devolverá destrozado ese mismo día, si realmente lo necesita o con los dispositivos que tiene puede conseguir las mismas funcionalidades, etc.
Pero una vez decididos a adquirir una tablet, tengo que decir que este mundo ha cambiado radicalmente desde la última vez que lo visité, con aquellas primeras Samsung (de las cuales conservo algunas). La velocidad de respuesta, la memoria y la calidad de la pantalla no tienen nada que ver con las que aquellos tiempos felizmente superados. En el caso de la Xiaomi Pad 6 con la que estoy escribiendo esto se puede decir que la experiencia es muy gratificante.
La primera impresión que me ha dado es que, gracias al tamaño de la pantalla, de once pulgadas, es un excelente aparato para leer desde documentos hasta libros de todo tipo. El brillo de la pantalla no es especialmente molesto si se regula adecuadamente en función de la luz disponible, y las aplicaciones de lectura funcionan de una forma suave y agradable. En cuanto a la reproducción de vídeo, la mejora respecto al teléfono es evidente, tanto por el tamaño, ya comentado, como por la frecuencia de muestreo de 144MHz. Al disponer además de conectividad por wifi de 5GHz, la visualización de plataformas de streaming o de archivos a través de la red local es fluida y sin molestas interrupciones.
Mención aparte merece la batería, de gran capacidad (8.840 mAh), que le da a la tablet una autonomía de varios días o al menos de muchas, muchas horas en uso continuado.
Sin embargo, la pregunta filosófica que inició esta página sigue sin contestarse: ¿Necesitamos realmente una tablet en nuestras vidas?
Las tablets son más incómodas de transportar que los teléfonos y algunas (como ésta que tengo aquí) carece de conectividad vía datos móviles, así que al final todo va a depender de nuestras necesidades, pero si queremos ver documentos sin dejarnos la vista en el intento, si nos gusta ver películas o televisión o si, llegado el caso, quisiéramos escribir a mano o dibujar sobre la pantalla, está claro que una tablet supera con creces al mejor de los teléfonos.